La estación final del viaje que realiza la escultura griega entre el ethos y el pathos.
Copia romana en mármol. 1,84 x 2,45 metros. Museos Vaticanos (Roma).
Este grupo fue hallado en el subsuelo de Roma en 1506, e influyó considerablemente en la escultura renacentista y barroca. Representa el castigo de la diosa Atenea al sacerdote troyano Laoconte y a sus hijos, por recelar aquel del famoso caballo de madera. Unas serpientes salidas del mar se enroscan en los tres cuerpos, que vislumbramos retorcidos por el dolor y la agonía.
Supone la superación del realismo: ante todo se quiere mostrar un dolor sobrehumano, físico y moral: Laoconte ve morir a sus hijos inocentes. La escena se expresa con una composición frontal, tremendamente agitada. El sacerdote es el eje central, y su figura se equilibra con las de sus hijos, de menor tamaño. El resultado es un triángulo que, sin embargo, no resulta estático. El dinamismo se establece con dos recursos: las diagonales (de la cabeza del hijo mayor al brazo derecho de Laocoonte, y de la pierna izquierda de éste a la cabeza del hijo menor), y el retorcimiento helicoidal de las figuras y las serpientes.
El tratamiento dado a los personajes es diferenciado: los hijos presentan anatomías más clásicas, mientras que el padre nos recuerda la escultura del siglo IV (Lisipo y Scopas) en su convulsión muscular. Especialmente expresiva es la cabeza de Laocoonte: ojos hundidos, boca entreabierta, rostro crispado enmarcado por pelo y barbas ensortijados. Estos últimos han sido trabajados mediante el uso del trépano, técnica que será muy utilizada en la escultura romana.
Esta escultura corresponde a la época de Alejandro Magno (s. IV – s. III a. C) periodo en el que los reinos helenísticos llevaron a cabo una gran expansión imperial.
La estatua originaria era de bronce, trabajada con la técnica de la fundición. A nosotros nos ha llegado una copia realizado por los romanos en talla en mármol.
Pertenece a la escuela de Rodas, en la que estaban Agesandros, Polidoros y Atenodoros, los autores de esta obra. Otras de las obras más importante de esta escuela, es el Coloso de Rodas.
Se trata de Laocoonte, una escultura de bulto redondo de musculatura exenta. Se trata de la representación de un sacerdote sufriendo, junto a sus dos hijos, por el ataque de una serpiente marina, la cual es enviada por Poseidón para que no delatara a los griegos y su famoso caballo de Troya frente a los troyanos.
Las extremidades inferiores del hijo derecho están de perfil, al igual que el tronco. La cabeza está girada mirando a su padre con un rostro totalmente expresivo reflejando su dolor. El brazo derecho está alzado por la presión de la serpiente, mientras que el brazo izquierdo está flexionado tirando de la serpiente. El hijo izquierdo tiene las piernas de frente, con la pierna derecha apoyada en el suelo y la izquierda flexionada para liberarse de la serpiente, con lo que deja todo el peso del cuerpo en la pierna derecha y el pódium. El tronco está visto de frente y está inclinado hacia delante. Su rostro es de perfil, clavando la mirada en su padre y en su rostro se refleja la necesidad de auxilio. Laocoonte, que se sitúa en el centro, tiene la pierna derecha flexionada por la fuerza que ejerce sobre él la serpiente, mientras que la izquierda está casi estirada. Las dos piernas están soportando el peso del cuerpo, ayudado por un pódium. El torso se ve de frente, mostrando un perfecto ejemplo de cuerpo idealizado y retorcido. El brazo derecho flexionado hacia arriba y el izquierdo casi en tensión sujetando a la serpiente. La cabeza está de frente, con un rostro de dolor totalmente expresivo.
Con este conjunto escultórico, la escuela de Rodas representa casi todas las características de la escultura griega helenística: expresividad en el rostro, cuerpos retorcidos, musculatura idealizada… que son muy utilizadas en las esculturas de esta época.
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