jueves, 24 de noviembre de 2011

Tema 4. Arte hispanomusulmán. Apuntes.

Buenas noches, os publico los apuntes del tema de arte hispanomusulmán.

Tema 4. EL ARTE HISPANO-MUSULMÁN

1. Introducción

Los árabes no crean formas propias. Ellos parten del arte persa y bizantino pero lo universalizan y difunden desde Córdoba hasta la India. Pero en España el arte musulmán alcanza cotas superiores. En sus obras aparece la unidad cultural con el Norte de África pero también la superior iniciativa artística La evolución artística de este estilo se periodiza en tres fases coincidentes con tres etapas históricas:
- Periodo cordobés: siglos VIII y XI
- Periodo taifa y africano: del siglo XI al XIII.
- Periodo granadino nazarí: siglos XIV y XV.
2. Características generales:
  • Por motivos religiosos, el Corán se vincula a la tradición anicónica de las grandes religiones orientales de una forma más rigurosa que el Cristianismo. Aunque, como después comentaremos, esto no implique estrictamente la prohibición de representar la figura humana, sí constituyó un serio obstáculo para la escultura y la pintura y convirtió a la arquitectura en la más destacada de las artes.
  • El pobre desarrollo de la escultura y la pintura está compensado por el enorme nivel alcanzado en las artes suntuarias, ya que los musulmanes fueron verdaderos expertos del marfil, la cerámica o el cristal de roca.
  • Los edificios musulmanes son normalmente de poca altura, y consiguen una constante la sensación de armonía con el paisaje. No es grande el interés por los problemas constructivos; los monumentos islámicos suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que despuntan las semiesferas de sus cúpulas.
  • Raramente son de piedra, prefiriendo la mampostería y el ladrillo, mientras el yeso y la madera son utilizados profusamente.
  • El soporte más utilizado es el pilar de ladrillo y la columna reaprovechada. También será frecuente encontrar columnas con capiteles cuyas formas imitan a los de procedencia clásica, aunque bastante más toscos y simplificados. Utilizan arcos apuntados y por herencia del arte visigótico hispano, se adopta en Córdoba el arco de herradura y se disemina hasta lejanos lugares. También los arcos polilobulados (3 y 5 lóbulos los más frecuentes) son, desde el S. X, constante motivo de decoración. En todo el ámbito musulmán se utilizan arcos de herradura apuntados (resultado de cruzar dos arcos de herradura). También desde Córdoba se extiende el uso de dovelas que alternan de color (rojo / blanco) o de superficie (lisa / decorada).
  • Las cubiertas serán, en un principio, simples techumbres hechas de madera, pero el contacto con el mundo occidental hará que se adopten nuevos mecanismos de cubrición como la bóveda de cañón, de crucería -con la peculiaridad de que los nervios no se cruzan en el centro sino que dejan un espacio cuadrado o de forma poligonal-, esquifada, gallonada, calada, etc.
  • Es común al gusto musulmán dedicar un mayor cuidado a la decoración interior, mientras que las fachadas exteriores ofrecen una sorprendente simplicidad, que sólo se abandona en portadas y recubrimientos de cúpulas.
Elementos decorativos y ornamentales:
Al observar los edificios se advierte con claridad que todos repiten los mismos motivos decorativos.
Los temas decorativos del arte islámico se usan por igual en la arquitectura y en las artes aplicadas e industriales, independientemente del material, la escala o la técnica. Estos adornos se basan en el de civilizaciones precedentes: bizantina, sumeria, persa...
Los artistas musulmanes, pese a la falta de originalidad, hacen gala de una nueva manera de entender y trabajar la ornamentación.
El arte musulmán utiliza un número limitado de fórmulas básicas: la caligrafía, la geometría, los motivos vegetales y los figurativos. Se emplean, asimismo, las muqarnas o mocárabes, fundamentalmente en la arquitectura, arte que también recurre a la luz y el agua, para transformar la ornamentación y para crear nuevos efectos decorativos.
�� La caligrafía se basa en las formas del alfabeto árabe y debido a su relación con la palabra divina recogida en el Corán, fue el arte más importante de la civilización islámica.
�� Aunque la decoración geométrica islámica procede del mundo tardoclásico, fue gracias a los artistas musulmanes como alcanzó su pleno desarrollo y la máxima sofisticación(estrellas, círculos...). Destacan los espléndidos alicatados de época nazarí.
  • En cuanto a la decoración vegetal destacan los atauriques, término que deriva del árabe -follaje- Con ello se logra un rítmico movimiento ondular. Extraordinarios son los labrados sobre el revestimiento mural del llamado “Salón Rico” de Madinat al-Zahra y en la fachada del mihrab de la mezquita de Córdoba.
�� En la decoración arquitectónica musulmana se utilizan frecuentemente los mocárabes o muqarnas. Consisten en alvéolos esféricos o prismáticos simulando estalactitas. También se emplearon los mocárabes en los aleros de los tejados y en las armaduras de madera, agrupándose para formar piñas. Se tallaron fundamentalmente en yeso.
�� La luz y el agua ofrecen importantes efectos decorativos a la arquitectura musulmana. El inteligente uso de materiales capaces de reflejar o refractar la luz hace que los monumentos islámicos presenten una ornamentación cambiante, según la incidencia de los rayos luminosos en las distintas horas del día. Por otra parte, el agua funciona como un espejo, reflejando y multiplicando los esquemas arquitectónicos y los motivos decorativos. En combinación con la luz, el agua incrementa el carácter dinámico de la decoración y origina composiciones ilusorias, vibrantes, contradictorias y siempre nuevas, como se puede advertir en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra.
3. El edificio principal. La Mezquita.
Es el monumento religioso creado por el Islam, que, a diferencia del templo donde reside la divinidad, no es sino un lugar de oración, un simple recinto, con precedentes en la propia casa de Mahoma en Medina, donde el musulmán se postra para orar. Como todas las casas de su tiempo, estaba integrada por un sector cubierto y otro a cielo abierto. Tan sencillo esquema se fue transformando hasta cristalizar en un organismo perfectamente funcional, cuyas características dependen de las necesidades del culto público.
Elemento esencial de toda mezquita es su muro de la QUIBLA, orientado hacia La Meca. En el centro de dicho muro se abre un nicho vacío, el MIHRAB, que marca enfáticamente tal dirección. Habitualmente el mihrab es el elemento más rico en decoración de cualquier mezquita.
La exigencia de que la comunidad (al menos los varones mayores de 16 años) se reúna para la oración de los viernes al mediodía da lugar a la Mezquita mayor o “ALJAMA", cuyo HARAM o parte cubierta que constituye la sala de oración, debe poder alojar a toda la comunidad de la ciudad. Esta sala está organizada según el esquema basilical cristiano, es decir, una gran sala hipóstila sostenida por arcos que cabalgan sobre columnas o más raramente pilares, cuyas naves se dispusieron paralelas o perpendiculares a la quibla, fórmula esta última que acabó triunfando. Frecuentemente las naves extremas se prolongaron, rodeando el patio o SAHN que precede a la sala de oración, constituyendo los RIWAQS o arcadas laterales.
Esto determina una peculiar y característica mezquita en forma de –T-.
En el interior de las salas de oración, sobre todo en las mezquitas aljamas, suele aparecer un espacio delimitado delante del mihrab. Es lo que denominamos MAQSURA. Este elemento tiene sólo un valor social , sin connotaciones religiosas, ya que es el espacio destinado a la oración de la máxima autoridad.
Desde fecha temprana y para facilitar el cumplimiento del precepto de la oración, se incorporaron a las mezquitas dos nuevos elementos: el ALMINAR o MINARETE y la FUENTE DE ABLUCIONES o SABIL. El primero, destinado a convocar al rezo mediante la voz del almuédano o muecín, contrapone su verticalidad a la masa horizontal del oratorio, y se convierte en símbolo urbano de la presencia del Islam.
No hay imágenes sagradas ni objetos de culto, por lo que se necesitan muy pocos elementos para cumplir el rito de la oración. El mobiliario litúrgico de las mezquitas lo integra el MIMBAR o púlpito es un mueble de madera, a modo de trono elevado con escalera de acceso (de seis escalones) que simboliza la unión del poder político y religioso en una sola persona, desde la cual el Imán pronunciará la Jubta o alocución de los viernes.
4. Periodos del arte hispanomusulmán.
ARTE CALIFAL. Periodo Cordobés
Primero fue Emirato Dependiente de Damasco hasta la subida de los Abássidas en el 755. Abd-al-Rahman, único Omeya superviviente, funda el Emirato Independiente. Abd-al-Rahman III fue el último Emir (912-928) y fue también el primer Califa (928-­961). Tras Al Hakam II y Hixem II el Califato se disgrega en Reinos Taifas en el año 1031.
En el Emirato dependiente el Estado, en fase de consolidación, no ofrece todavía personalidad artística. Fue con Abd-al-Rahman I cuando empieza una labor constructi­va ligada al nuevo estado. Con él empieza una de las obras supremas del arte hispano musulmán y de todo el arte islámico: La Mezquita de Córdoba.
LA MEZQUITA DE CÓRDOBA
La gran mezquita de los viernes o aljama de Córdoba constituye un monumento capital en la formación del arte hispanomusulmán, no sólo por su carácter de foco artístico cortesano desde el que se difunde el arte cordobés, sino porque, además, las diversas ampliaciones que experimenta a lo largo de este período permiten analizar la evolución del arte cordobés a través de estas etapas constructivas.
a. La mezquita de Abd al-Rahman I
En el año 785 los musulmanes compran a los mozárabes, es decir, a los cristianos que permanecieron en Córdoba, el resto de la Iglesia y quizá el conjunto de edificios anejos y el probable cementerio que en los alrededores existiría; entonces procedieron a demolerlo todo, invirtiendo en esta tarea, en la nivelación del declive del terreno, en la apertura de cimientos y en la construcción propiamente dicha bastantes años, pues el edificio, pese a ser inaugurado antes de la muerte de Abd al-Rahman I, el 30 de septiembre del año 788, no se concluyó hasta unos años después.
La sala de oraciones o haram es de planta rectangular con 11 naves (la central más ancha y las laterales extremas más estrechas) perpendiculares al muro de la quibla, que está orientado al Sur.
Las 11 naves constan de 12 tramos o intercolumnios y van separadas por series de arquerías formadas por un original y característico sistema de soportes. Para resolver el problema que suponía el deseo de ganar altura se superponen a las columnas unos pilares, y del mismo modo se superponen dos tipos de arcos, los inferiores, de herradura de proporciones visigodas, realizan la función de tirantes para evitar los desplomes en la conjunción del pilar sobre la columna, mientras que los arcos superiores, de medio punto, sirven para soportar los muros en los que descansan las cubiertas. La utilización de las columnas en la parte inferior confiere al conjunto de la sala de oraciones un carácter especial aéreo y diáfano. Todas las columnas son aprovechadas de edificios romanos y visigodos, y de labra diferente. Tienen basa de distinta altura, sus fustes son de mármol y granito, y los capiteles, de mármol blanco, son de orden corintio y compuesto. Los arcos de herradura tienen sus dovelas de arranque, para mayor seguridad en evitar desplomes, labradas en la misma pieza que la base del pilar. Son arcos que van enlazados, y se despiezan en dovelas alternantes de piedra y ladrillo, lo que origina la característica alternancia cromática o bicromía cordobesa.
Desde el pilar superpuesto arrancan los arcos de medio punto, que son de mayor grueso que los de herradura.
Finalmente, en esta serie de elementos superpuestos en altura, sobre los arcos de medio punto van los muros.
Como remate de los muros, en su parte alta, destaca un elemento que será característico de lo hispanomusulmán; se trata de unos merlones dentados (almenas escalonadas). Por último, y ya en el terreno de las hipótesis, sobre aspectos no conservados de esta mezquita, el suelo carecía de pavimentación, la cubierta de las naves sería plana y de madera, mientras que el mihrab tendría planta semicircular.
La mezquita cordobesa recibe influencias de las del norte de África y también de la tradición romana y visigoda: el aparejo de muros a soga y tizón, los contrafuertes exteriores, la alternancia de piedra y ladrillo, incluso la superposición de arcos (acueducto de Los Milagros, Mérida). El arco de herradura con función constructiva, uno de los elementos artísticos más característicos del arte hispanomusulmán, encuentra su precedente en la tradición hispanorromana-visigótica.
b. La ampliación de Abd al-Rahman II y la intervención de Muhammad I
Durante los años 833-848 se realizaron las obras de ampliación de la mezquita aljama, obras que reflejan el crecimiento de la población cordobesa.
La ampliación de la sala de oraciones se realiza en dirección hacia el Sur, hacia el Guadalquivir, destruyendo el mihrab anterior y perforando el muro de la qibla, quedando los contrafuertes del muro en esta parte con función de pilares en el tramo de unión.
Abd al-Rahman II respeta la estructura de la mezquita anterior, ampliando en profundidad las 11 naves añadiéndoles 8 tramos más. Sus principales características son:
�� Se prescinde de las basas en las columnas.
�� Se labran ex profeso once capiteles.
�� El mihrab (desaparecido) tendría planta semicircular.
A la muerte de Abd al-Rahman II, su hijo y sucesor, Muhammad I, restaura algunas partes de la vieja mezquita de Abd al-Rahman I, entre las que merece una mención especial la "Puerta de San Esteban" debido a las nuevas proporciones del arco de herradura con la utilización del alfiz. Interesa especialmente por dos motivos:
En efecto, la puerta se abre en arco de herradura ciego sobre dintel despiezado en dovelas. El trasdós del arco va rebordeado en arquivolta, con la que se recuadra el alfiz, una de cuyas primeras apariciones se sitúa en esta puerta, constituyendo un elemento de carácter decorativo propio de la arquitectura hispanomusulmana.
c. Las obras de Abd al-Rahman III
A lo largo de la segunda mitad del S. X, en época califal, la mezquita aljama va a recibir importantísimas ampliaciones y dotaciones, en particular las de Abd al-Rahman III y Al-Hakam II, ya que las de Almanzor pueden considerarse puramente cuantitativas, sin que añadan nada artísticamente a la mezquita.
Es importante, no obstante, tener en cuenta, sobre todo atendiendo al proceso de formación del arte hispanomusulmán, que las actuaciones califales en la mezquita son coetáneas a la construcción de Madinat al-Zahra, iniciada en el 936 y continuada hasta el 976, ciudad ésta donde se forman las características artísticas de la época califal, constituyendo la mezquita una continuación y desarrollo de aquéllas.
La actuación de Abd al-Rahman III se centró en el patio, que amplió, dotó de pórticos, levantó el alminar, y reforzó la fachada de Abd al-Rahman I.
El alminar o minarete no sólo embelleció la mezquita, sino que durante dos siglos sirvió de prototipo a los alminares de Al-Andalus y del norte de África. En la actualidad, lo que se conserva de este alminar se encuentra escondido dentro de la torre cristiana: es de planta cuadrada y consta de dos cuerpos
d. La ampliación de Al-Hakam II
Las obras de ampliación del haram transcurren del 962 al 966, y se realizaron de nuevo en dirección Sur, prolongándose otra vez las once naves existentes en otros doce tramos. En el nuevo muro de la qibla, ya definitivo, se aloja el mihrab, y cinco pequeñas salas rectangulares a cada lado, correspondientes en número a las naves. Las del oeste servían de pasadizo para que entrase el Califa desde el alcázar, mientras que las cinco de oriente se utilizaban para guardar el tesoro.
El tramo ante el mihrab en la nave central y sus dos adyacentes, todos cubiertos con cúpulas, forman la maqsura, quedando el espacio aislado del resto, incluso visualmente, por un nuevo sistema de arcos tirantes, a base de arcos lobulados entrecruzados en aspa en la parte inferior, y sobremontados por arcos de herradura.
La fachada del mihrab está compuesta siguiendo un esquema (arco de herradura, alfiz y friso superpuesto de arquillos lobulados) que ejercerá un gran influjo posterior. Llama poderosamente la atención tanto el predominio de la decoración en yeso como los revestimientos de mosaicos.
El nicho del mihrab en su interior va revestido por un zócalo de mármol, y sobre él decoración en yeso a base de arquillos ciegos lobulados. Está cubierto con una cúpula gallonada en forma de concha.
La techumbre de la mezquita de Córdoba era plana, de madera.
Como conclusión, la ampliación de Al-Hakam II dotó a la mezquita aljama de la fastuosidad y el esplendor que le caracteriza::
�� las cúpulas de arcos entrecruzados
�� la novedad de los arcos lobulados con función constructiva
�� el mismo entrecruzamiento de arcos
�� la aparición de nuevos modelos, como los túmidos o de herradura apuntada.
e. La ampliación de Almanzor
Aproximadamente en los años 987, 988 se realizaron estas obras de ampliación, ahora por el costado oriental de la sala de oraciones. Se hizo abriendo grandes arcos de herradura en lo que había sido todo el muro oriental de la mezquita, añadiendo ocho naves longitudinales más a las once ya existentes, y todo ello con el mismo número de tramos, acrecentando asimismo el patio en la debida proporción. Debido a esto, dejó el mihrab descentrado en el muro de la qibla, y destruyó la simetría longitudinal creada por la planta de "T".
LA CIUDAD-PALACIO DE MADINAT AL-ZAHRA (CIUDAD BRILLANTISIMA)
El esplendor político y cultural que vivió al-Andalus durante el siglo del califato de Córdoba tiene, sin duda, su referente más importante en la ciudad de Madinat al-Zahra, erigida como la materialización urbana del triunfo y consolidación del Estado islámico en la Península. Su construcción se inició en el año 936 o 940 como parte del programa político, ideológico y económico puesto en marcha por Abd al-Rahman III tras su auto-proclamación califal, para hacer valer su nueva condición política frente a un califato rival, el fatimí, cuyo expansionismo por el norte de África amenazaba los intereses omeyas en el Magreb. La ciudad se convirtió en la sede del poder de al-Andalus, albergando la residencia privada del soberano y el conjunto de órganos y servicios de la administración califal.
Su trazado es una figura rectangular casi perfecta 1.500 m. de largo por 745 m. de ancho, rodeada por una muralla e implantada en la falda de una montaña.
La ciudad vivió su momento de máximo esplendor durante los reinados de Abd al-Rahman III -su fundador- y de al-Hakam II, breve espacio de tiempo en que se configuró como un centro de vanguardia artística y científica de primer orden y como un fastuoso escenario para la recepción de embajadas extranjeras.
Madinat al-Zahra apenas alcanzó los 75 años de vida. Su decadencia se inició muy pronto. Tras la muerte de al-Hakam II en el 976, el poderoso primer ministro del califa adolescente Hixam II, Almanzor, trasladó todo el aparato administrativo al nuevo centro urbano que había construido al este de Córdoba -Madinat al-Zahira-, convirtiéndose en la nueva sede del gobierno de al-Andalus. Privada de sus funciones esenciales, al-Zahra quedó reducida a una mera residencia privada, la de Hixam II.
La ciudad se emplazó cerca de Córdoba, a unos seis kilómetros de su amurallado occidental, al pie de las últimas estribaciones de Sierra Morena, en un lugar excepcional que permite a la ciudad una profunda apertura visual sobre el paisaje de la campiña.
En esta organización, el palacio califal, que combina las funciones de residencia personal y sede de la administración del Estado -explanadas y jardines-, son rasgos que comparte con otras ciudades planificadas de fundación califal.
El conjunto urbano que integran el salón de recepciones políticas, conocido también como "Salón Oriental" o "Salón Rico" por su extraordinaria decoración, y el jardín extendido a sus pies constituye, sin duda, el espacio más importante.
La organización del decorado, muy bien definida, reserva los grandes tableros que flanquean los vanos, fingidos o reales, en la parte inferior de la composición; los arcos de herradura y su correspondiente guarnición asociada, en la zona intermedia y, por último, un friso superior corrido en contacto con la techumbre de madera.
PERIODO INTERMEDIO
Durante el siglo XI Al-Andalus se disgrega en reinos taifas. Estos reinos preten­den continuar el lujo califal pero con menos dinero, con materiales más pobres y re­dundando en la decoración, llegando con los arcos entrecruzados a un barroquismo to­tal. A esta época pertenecen la Aljafería de Zaragoza, las Alcazabas de Málaga, Almería y Granada. Del 1075 al 1146 todo el sur ibérico es unificado por los almorávides, pueblo ma­greví y chiíta que supuso un frenazo en la evolución artística hispano-musulmana. Del 1146 al 1212 otro pueblo logró unificar todo Al-Andalus y su arte se caracte­rizó por una decoración total que llega a encubrir el sistema arquitectónico: mocárabes, arcos, arco de herradura apuntado. De esta época es la mezquita de Sevilla de la que sólo queda el minarete: actual Giralda, y las torres defensivas o albarranas de entre las que destaca la Torre del Oro.
ARTE NAZARI: LA ALHAMBRA
La descomposición del imperio almohade tras la La descomposición del imperio almohade tras la derrota de Las Navas de Tolosa en 1212 permite, de un lado, el extraordinario progreso de la reconquista cristiana (Mallorca, 1229; Valencia, 1238; Córdoba, 1236; Sevilla, 1248) y, de otro lado, facilita una nueva fragmentación política en el territorio de Al-Andalus, conocida como el tercer período de reinos de taifas, de los que solamente uno va a salir consolidado: el Sultanato nazarí de Granada (1232-1492).
En efecto, en el año 1232, los musulmanes proclaman sultán a Muhammad I que entra en Granada en el año 1237 y convierte a la antigua capital de los ziríes en sede del nuevo Sultanato nazarí, cuya ciudad palatina instalará al año siguiente en la colina de la Alambra.
El arte nazarí es la etapa final en la evolución del arte hispanomusulmán.
ARQUITECTURA NAZARI. GENERALIDADES
A) Tipologías arquitectónicas
�� Será en la arquitectura civil, principalmente en palacios y viviendas del sultán, y en la arquitectura militar en segundo término, donde se encuentran las creaciones más logradas del arte granadino.
�� La arquitectura civil granadina se despreocupa por el exterior del edificio, siguiendo en esto la norma general de la arquitectura islámica. Los muros exteriores se presentan desnudos, tan sólo interrumpidos por los huecos de alguna pequeña ventana alta.
�� Tipológicamente la vivienda se organiza en torno a un patio rectangular, con su eje longitudinal en dirección N-S, con pórtico en el lado norte, o en ambos lados menores, y tras el pórtico, una sala poco profunda y ancha, con alcobas laterales; en el caso de viviendas de importancia, al fondo de la sala rectangular avanza una torre mirador de planta cuadrada.
�� En la arquitectura civil granadina, y especialmente en la Alhambra y el Generalife, la naturaleza se integra plenamente, siendo a veces difícil deslindar donde comienza la arquitectura y donde termina el jardín. El agua, con su triple función, utilitaria, religiosa y estética, se incorpora al monumento. La función estética visual (reflejo de la arquitectura) se completa con la auditiva (sonido en surtidores, fuentes y acequias).
�� De la arquitectura militar podemos destacar los sistemas de muralla con adarve y torres que destacan en altura, barbacanas o antemuros, torres albarranas, etc...
B) Materiales y formas
En relación con los materiales utilizados por el arte nazarí, a pesar de que normalmente se ha hecho hincapié en la pobreza y fragilidad de las estructuras arquitectónicas, siempre recubiertas de una envoltura decorativa, conviene hacer una distinción:
�� En las construcciones puramente funcionales (arquitectura militar o los baños), los materiales constructivos son la piedra sillar y la "argamasa", también llamado hormigón o mortero. Completa esta arquitectura sólida y funcional la utilización del ladrillo grande. Las formas resultantes son arcos y abovedamientos de carácter constructivo, destacando entre ellos el túmido, aunque hay toda una gama de medio punto, de herradura, apuntados,... Lo mismo sucede con los abovedamientos (de cañón, arista, cúpulas gallonadas,...)
�� El otro rasgo opuesto de la arquitectura nazarí, es un sistema de revestimiento: mármol para el suelo, zócalo de cerámica vidriada ("alicatados") en la parte baja de los muros, revestimiento de yeso o "estuco" en el resto, y cubiertas a base de armaduras de madera o bóvedas de muqarnas o mocárabes. Los elementos de soporte de esta versión arquitectónica nazarí son las columnas y los arcos calados.
Sorprende, frente al período almohade, el abundante uso del mármol que hicieron los granadinos (losas del suelo, jambas, tazas de fuente y pilas y, sobre todo, columnas).
�� La columna nazarí consta de un fuste cilíndrico y muy esbelto y va adornado con varios anillos en la parte superior. El capitel presenta dos variantes:
�� con dos partes diferenciadas: la inferior cilíndrica y decorada con hojas lisas y la superior, un paralelepípedo de base cuadrada, decorado con hojas en relieve. Sobre el capitel un ábaco.
�� capitel de mocárabes
�� Entre los arcos de este sistema decorativo sobresale el característico peraltado, de medio punto con ligero apuntamiento en la clave.
�� Las bóvedas son de mocárabes y las cúpulas, sobre trompas, presentan forma estrellada.
C) El sistema decorativo
Ya se ha indicado como verdadera creación del arte nazarí el sistema de revestir los muros, creando la sucesión en altura de los tres materiales característicos: el azulejo, el yeso y la madera.
�� Los zócalos de alicatados alcanzan extraordinaria importancia como sistema de revestimiento. Las piezas que componen la decoración geométrica son de pequeño tamaño y de colores variados (blanco, azul, verde, negro y dorado). La decoración en yeso es a base de motivos florales (el ataurique), epigráficos y geométricos, en especial la sebqa.
�� Es necesario recalcar aquí un último aspecto, no exclusivamente decorativo: las inscripciones epigráficas. Hay tres clases de inscripciones en los edificios granadinos:
�� de carácter informativo (fecha, sultán que ordena la construcción,...)
�� fórmulas coránicas
�� textos (crónicas o poemas) elegidos para enfatizar el significado y función arquitectónicas.
ARQUITECTURA NAZARI. ARQUITECTURA MILITAR
A) La alcazaba de la Alhambra
La Alhambra (Qala al-Hamra, el castillo rojo) es mencionada ya con este nombre en las crónicas musulmanas del año 889, lo que permite suponer que ya en aquella época se trataba de un castillo viejo (pérdida del revestimiento de cal). Se alza en la margen izquierda del río Darro, sobre la colina de la Sabika.
Muhammad I, en el año 1238, marca los cimientos del actual castillo, en la parte más avanzada hacia occidente de la colina.
La alcazaba presenta planta rectangular irregular, en dirección E-O, estrechándose hacia el O.; consta de dos recintos, uno exterior, a modo de barbacana o antemuro, y el interior, más elevado y fortificado por altas torres.
El recinto fortificado será completado por Muhammad II.
ARQUITECTURA NAZARI. ARQUITECTURA CIVIL
Los palacios más famosos de la Granada nazarí se encuentran en los conjuntos del Generalife y de la Alhambra.
A) El Generalife
Construido con toda probabilidad por Muhammad II, fue restaurado en el año 1319 por el sultán Ismail I. Está situado junto a la Alhambra, en la ladera occidental de otra colina, llamada Cerro del Sol. La función del palacio es la de residencia de descanso del sultán nazarí, formando parte de una gran finca, compuesta de huertas y una dehesa para ganado; aquí los sultanes gozaban de soledad y apartamiento y de un más íntimo contacto con la naturaleza.
B) La Alhambra.
Principales núcleos palatinos.
Tras la reconquista cristiana de Granada en 1492 los palacios de la Alhambra pasaron a propiedad de la corona castellana, convirtiéndose en Casa Real. El conjunto más importante de estos palacios reciben el nombre de Casa Real Vieja; de todo el conjunto vamos únicamente a analizar algunos de mayor interés:
B.1. Palacio de Comares
Es el patio del palacio, que recibe el nombre de "Patio de los Arrayanes" , el verdadero organizador del mismo y el elemento clave donde vamos a detenernos. Se trata de un gran patio rectangular, con una gran alberca en el mismo, flanqueada por setos de arrayanes en los lados largos.
El palacio conecta con una sala rectangular, con dos alcobas laterales, llamada "Sala de la Barca", por la forma semicircular de la techumbre de madera. Esta sala de la Barca será cámara real.
Finalmente, más al N., en el interior de la "Torre de Comares" se encuentra el famoso "Salón del Trono o de Embajadores" que albergaba el trono de Yusuf I.
El sistema de revestimiento mural del salón es un zócalo inferior de alicatados, sobre él la decoración de yeserías que alcanza su máximo apogeo, y techumbre de madera cubriendo.
B. 2. Palacio de Leones
Se halla adosado al de Comares. Hasta fechas muy recientes el palacio de Comares ha sido interpretado como la sede oficial del sultanato nazarí, mientras que al de Leones se le asignaba la función de residencia privada del sultán. Hoy ha quedado demostrado que la "Sala de las Dos hermanas", en este palacio de Leones constituía el nuevo mexuar (sala de gobierno) erigido por el sultán Muhammad V.
Este palacio se dispone en torno al patio de planta rectangular; el patio ofrece la tipología de crucero, con dos andenes o paseadores, recorridos por canalillos de agua que se cruzan transversalmente en el centro, donde se halla emplazada la fuente, dividiendo de esta manera el jardín en cuatro zonas de tierra.
A diferencia de lo habitual en lo nazarí, los cuatro lados del patio ofrecen galerías o pórticos a base de arquerías sobre columnas de mármol. En los lados menores del patio se disponen dos pabellones abiertos en arcos de mocárabes.
La fuente central del patio, formada por doce leones dispuestos en rueda y la alberca central, está decorada con una inscripción con 12 versos, donde se resalta la función utilitaria, estética y el significado simbólico del agua.
Cuatro salas rodean el patio:
�� la "Sala de los Mocárabes" , servía de vestíbulo de entrada.
�� la "Sala de Abencerrajes" , donde la parte baja se utilizaba para los festines de época invernal y la alta constituye una vivienda privada.
�� la "Sala de los Reyes" , que fue estancia para banquetes de verano, hallándose totalmente abierta al patio y compartimentada en tres tramos cuadrados, que se alternan con otros cuatro tramos rectangulares (en sombra al hallarse cerrados del lado del pórtico).
�� la "Sala de las Dos Hermanas" , mexuar de Muhammad V, al fondo de la cual el "Mirador de Lindaraja o de Daxara" cumple la función de salón del trono y está abierto hacia Granada.




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